Diario de Cuyo.- Con términos categóricos y en una fuerte actitud de rechazo hacia "los proyectos legislativos tendientes a la despenalización y legalización del aborto", representantes de universidades católicas de todo el país emitieron un documento de 10 puntos en el que también se manifiestan contrarios a determinadas prácticas con embriones humanos. El documento, que como conclusión del plenario se tituló La Apertura a la Vida, Centro del Verdadero Desarrollo, iba a ser entregado anoche al gobernador José Luis Gioja, quien se había comprometido a recibir en persona a los universitarios. El gobierno de la provincia ya había hecho sentir su apoyo al Plenario de Universidades Católicas y su temática, con la presencia de dos ministros del gabinete (Educación y Desarrollo Humano) que participaron de la inauguración del encuentro.
En sus párrafos, el documento con las conclusiones expresa que "el mejor modo de evitar muertes maternas no es sumar la muerte del niño, sino hacerse cargo de la contención y acompañamiento de la madre y su bebé desde la fecundación". También dedica una consideración a los embarazos productos de una violación, acerca de los que sostiene que "es compromiso ineludible (del Estado y la sociedad civil) ayudar a la víctima a llevar a término su gestación" y, en caso de ser necesario, "apoyarla para que pueda asumir su maternidad" o para que otros puedan asumirla por ella.
Flanqueada por los ministros de Desarrollo Humano, Daniel Molina, y de Eduación, Cristina Díaz, y por el arzobispo Alfonso Delgado (quien en varias oportunidades hizo pública esta misma postura, sobre todo a través de los medios), la rectora de la Universidad Católica de Cuyo, María Isabel Larrauri, abrió con un fuerte mensaje en contra de la despenalización del aborto.
Antes, el propio Molina había destacado el valor de la familia en su presentación, en un claro gesto de sintonía del gobierno provincial con el discurso que combate los intentos de despenalizar el aborto a nivel nacional.
"Si algo caracteriza a los discursos sociales actuales es la defensa de los derechos humanos -dijo Larrauri- y el derecho a la vida es el primer derecho humano. Por eso es una contradicción que no se puede entender la intención de legalizar el aborto que se ha instalado en algunos ámbitos".
Tanto Larrauri como monseñor Delgado pusieron el acento en la calificación del derecho a la vida de los no nacidos como "el primer derecho humano que hay que respetar". "Los derechos humanos son anteriores a la sociedad -dijo el obispo- porque son propios de las personas. Y la fe creyente no inventa el derecho a la vida, sino que lo ilumina".
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