CFK cada vez más incomoda
Para el Informador Público, 17.05.2011.- El enojo de Cristina Fernández consigo misma y con todo el mundo porque no puede contener a Hugo Moyano es ya una constante. El camionero mantiene sobre alerta al gobierno porque tiene la capacidad de impedir -entre otras cosas- que las estaciones de servicio vendan nafta esta semana o por lo menos regular su escasez. El secretario general de la CGT no parece haberse amilanado por la amenaza presidencial de no aceptar la candidatura. En realidad, pensaría que ella, al revés de lo que dijo, en realidad sí se muere por cuatro años más de mandato. Al utilizar la cadena oficial en el día de ayer, Cristina criticó duramente a las prepagas y laboratorios por los altos precios de los medicamentos. También en forma indirecta criticó a los sindicalistas al señalar que 25 grandes obras sociales controlan el 80% de los recursos y que ha girado dinero del fondo de solidaridad que se maneja desde el Ministerio de Salud pero que, en realidad, es plata de los sindicatos. Fue como decirles: ¿Muchachos, qué más quieren?
Todos sabemos que los reclamos de Moyano no son sólo dinerarios sino políticos, como, por ejemplo, una participación importante en la lista de diputados y participar de las grandes decisiones políticas. Así es que, pese a los gritos, sigue habiendo un empate.
La represalia de Dilma
La otra preocupación actual de CFK es la medida de Dilma Rousseff, que impide la entrada a Brasil de miles de automóviles. La decisión de nuestro gran socio comercial es lisa y llanamente la represalia a la medida de Moreno -convalidada por la Casa Rosada- de limitar las importaciones de todos los países del mundo. Brasil dice que quiere exportar más y que no acepta las limitaciones de nuestro país. Así las cosas, al conflicto con Techint y Clarín ahora se suman las fábricas de autos, lo que demuestra que el denominado “modelo” estaría agotado y no lo salva la prohibición de importaciones que ahora tiene costos políticos.
Otro tema que desvela a la Presidente es arreglar con el Club de París antes de las elecciones de octubre. En esta dirección habría avanzado Amado Boudou, que venía conversando en las negociaciones con el director ejecutivo del FMI, Dominique Strauss-Kahn, quien desafortunadamente está detenido en Nueva York por obligar a una camarera del hotel Sofitel a practicarle sexo oral. Lo cierto es que, si el jefe del FMI hubiera hecho lo mismo en el hotel Sofitel de la calle Arroyo, estaría en libertad. Es que hay jurisprudencia sentada por el supremo Eugenio Zaffaroni. En el caso de un portero que obligó a una nena de 12 a que le practicara sexo oral, el actual ministro de la Corte Suprema falló que el hombre, en realidad, le estaba enseñando educación sexual.
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