jueves, 14 de octubre de 2010

En defensa de José Antonio Primo de Rivera - Pedro Fernández Barbadillo


Diego Barcala, de Fuck Público, y Natalia Junquera, de El País, muestran su incultura, envenenan a los expañoles... y se ganan una buena pasta. ¡Cómo los periódicos a papel no van a perder lectores si la Wikipedia es más fiable que sus redactores-estrella!

¡Que le vamos a hacer! Aunque sé que "El error camina casi siempre con más garbo que la verdad", como dice Nicolás Gómez Dávila, me gustan las causas perdidas, porque soy un reaccionario. Voy a corregir para mis lectores un par de errores perpetrados por sendos publicistas entusiastas con firma en El País y en Fuck Público.

Siento aprecio por José Antonio Primo de Rivera. Pudo haber llevado una vida indolente, como tanto señorito titulado, o bien puedo haber escapado al extranjero, como hicieron TODOS los gerifaltes del Frente Popular, salvo Julián Besteiro, pero se lanzó a la vida política, en la que padeció todo tipo de sinsabores, hasta ser asesinado. Y además era mucho más culto que Manuel Azaña y no digamos que Indalecio Prieto y José Antonio Aguirre.

Diego Barcala ha escrito en un reportaje en Fuck Público, publicado el día 11, lo siguiente:

«Los familiares de los enterrados junto a los golpistas, Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera...».

Aceptamos que Franco era golpista, junto con Negrín, Prieto, Carrillo, Rubial, Largo Caballero, Pasionaria, Companys, Azaña y tantos otros. Pero no que lo fuera José Antonio, probablemente el único político de la época que no participó en un golpe de Estado. El Gobierno ilegítimo del Frente Popular (nunca publicó los resultados de las elecciones) le encarceló el 14 de marzo de 1936 en Madrid y posteriormente, el 6 de junio, le trasladó a la cárcel de Alicante.

En el juicio-farsa que montó el rojerío, el fiscal le acusó de haber participado en el Alzamiento. Él se defendió así:

«El 18 de julio de este año, como es público, estalló en gran parte de España un movimiento militar, al que se dice prestan asistencia grupos de Falange Española. Tales grupos ni han recibido ni han podido recibir instrucción alguna de su jefe, que, de haberlas podido dar, hubieran sido con claras y decisivas garantías políticas y aún personales, que le hubieran puesto en condiciones de intervenir activamente en la dirección del Movimiento».

El fiscal no pudo presentar ninguna prueba, pero como la sentencia de muerte estaba dictada por el Gobierno rojo, a José Antonio se le fusiló el 20 de noviembre de 1936.

Natalia Junquera, que escribe en el diario de los Polanco, los Cebrián, los Laín Entralgo y los Pradera (grandes luchadores contra el franquismo), escribió a finales de agosto un reportaje sobre el hallazgo de una fosa de muertos de la guerra asesinados por falangistas (no sé cómo habiendo tantos falangistas no sacaron ni un diputado en las elecciones) en la provincia de Burgos en los primeros días de agosto de 1936. Cerraba el reportaje con esta frase:

«Se calcula que en este paraje puede haber 200 víctimas más de Franco...».

Vamos a ver, mema, si los muertos fueron asesinados en agosto de 1936, Franco, al que sirvió el padre falangista de Juan Luis Cebrián, no tuvo ninguna responsabilidad. Él estaba en Cáceres y los militares, carlistas, falangistas y voluntarios que había en la provincia de Burgos estaban bajo las órdenes del general Emilio Mola.

Escribís los reportajes como Garzón instruye los sumarios.

(Frase de Gómez Dávila: "La estupidez es el combustible de la revolución")







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